Nicaragua, la Iglesia católica y la libertad

por | Blog Fe y Libertad, Política, Religión

Oct 21, 2022

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Publicado originalmente el 6 de septiembre de 2022 en el Centro Diego de Covarrubias

Las preocupantes noticias que nos llegan desde Nicaragua, sobre una cierta persecución a la Iglesia católica (desconozco si afecta también a otras confesiones evangélicas), me ha recordado una interesantísima conferencia que escuché unos meses atrás a Marcela Szymanski, representante de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) ante la Unión Europea y coordinadora del Informe sobre la libertad religiosa en el mundo que publica esta organización cada dos años. Allí se recogen todas las situaciones de falta de libertad por motivos religiosos en 196 países.

Tuvo lugar en la sede madrileña de la Universidad Francisco Marroquín, organizada por el Instituto Juan de Mariana (copio el enlace; merece la pena escucharla:

 

Les diré que me pareció una valiente iniciativa de su Director, el periodista José Carlos Rodríguez. En estos tiempos de suspicacias entre cristianismo y liberalismo, nada más elocuente que esta convocatoria para disipar sospechas: un Instituto que apuesta claramente por la libertad, desde una postura aconfesional, no tiene reparos en convocar a una institución religiosa comprometida con el mismo objetivo. Esta es precisamente una de las señas de identidad del Centro Diego de Covarrubias, como podrán observar en nuestros libros, cuadernos y artículos web. Por eso nos resulta un poco doloroso seguir escuchando esa acusación de que el liberalismo es pecado, como recientemente se proclamaba en la reedición de un libro con este mismo título.

Pero volvamos a nuestro asunto. El caso de Nicaragua, con su dictador populista Daniel Ortega reconvertido de guerrillero marxista a un bolivariano igualmente liberticida, es un buen ejemplo de las muchas situaciones denunciadas por la Dra. Szymanski. En su charla nos recordaba el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en donde se reconoce la libertad de conciencia, de pensamiento y de religión. Explicitada en cuatro dimensiones que se esforzó en distinguir: el derecho a tener o no tener religión; a cambiar de ella; a ejercerla individual o colectivamente, en público y en privado; y todo esto a través de la enseñanza, la práctica religiosa, el culto o la observancia. Esta Declaración, a su vez, se ha materializado en un Pacto Global sobre derechos civiles y políticos, que igualmente firman las naciones integrantes de la ONU… con la terrible ironía que luego observamos por situaciones de discriminación o persecución en tantos países adheridos. Pero también por la falta de libertad que muchas naciones occidentales sufren por ejemplo respecto al derecho de los padres para elegir la educación religiosa de sus hijos; o las trabas para que médicos y enfermeras ejerciten la objeción de conciencia ante una criminal legislación sobre el aborto y la eutanasia.

La conferencia tuvo lugar en marzo de este año, cuando no se habían producido las hostilidades contra obispos y sacerdotes de este verano. Pero Szymanski ya nos avisaba de una creciente emigración desde Nicaragua hacia Costa Rica, fruto de esa violencia de las turbas agitadas por el populismo de Ortega contra personas e instituciones religiosas. Y es que, frente a estos gobiernos despóticos, los cristianos no tienen más remedio que defender la libertad. No es ninguna opción política partidista: se trata de una coherencia con sus propias creencias. El reto moral que se le exige a un creyente reclama la libre elección de sus actos. Particularmente en la Iglesia católica, el deseo de salvación solamente puede conseguirse a través de una decisión individual sobre tu comportamiento, proyectos personales o relación con el prójimo. Y todo ello pasa necesariamente por la libertad.

Pero además, como una consecuencia no necesariamente unida al corpus dogmático del cristianismo, lo que la Historia y la experiencia nos han demostrado en estos veinte siglos es que ese ejercicio de la libertad produce un mejor desarrollo económico, mayores cuotas de bienestar y solidaridad, una sociedad más democrática y respetuosa con los derechos humanos, etc. ¿Significa esto que el cristianismo tendría que defender la ideología liberal? Pienso que es una pregunta irrelevante, porque se trata de dos esferas bien separadas: el cristianismo propone un mensaje de Salvación; y la Historia —repito— nos ha demostrado hasta la saciedad que ese proyecto alcanza su término más completo cuando se enmarca en unos parámetros de libertad.
Pueden encontrar montones de ejemplos sobre cómo los mercados abiertos y el libre comercio facilitan precios bajos y calidad en los productos; cómo la iniciativa empresarial ofrece puestos de trabajo que permiten ganarse la vida honradamente a personas de toda condición; o cómo la gestión privada de hospitales, escuelas, asilos, etc. ha contribuido a la cohesión social mucho más que cualquier política estatalista y planificadora. Aunque el espejismo del estado del bienestar deslumbra a todos, cristianos y no cristianos… y conviene estar alerta para no caer en esa trampa de un lobo vestido de cordero.

Desde este Centro Covarrubias venimos recordando cómo los escolásticos españoles de Salamanca proponían —tal vez sin darse cuenta— unas formas de vida política y económica bastante cercana a estas ideas que les escribo. Por eso es tan saludable leerles, para comprobar la modernidad de su mensaje. La Presidenta de la Comunidad de Madrid hablaba hace poco en este mismo sentido, al recibir el Premio Escuela de Salamanca del Club de los Viernes:

 

En fin, esperemos que este mensaje vaya calando poco a poco en unas sociedades todavía colonizadas por el llamado marxismo cultural o simplemente la ignorancia. Me acordaba, redactando estas líneas, de una bonita canción de Hakuna que reza por los pueblos oprimidos por el totalitarismo:

Por aquellos perseguidos por tu
Nombreque se ocultan para orar.
Y aquellos extraídos de su hogar.
Por sus perseguidores, cegados por el odio.

Seguro que a nuestra buena amiga Marcela Szymanski le gustará la letra:

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