Publicado originalmente el 2 de enero de 2024 en Prensa Libre.
¿Cómo proteger las libertades políticas y cívicas?
Ya cumplió 50 años el índice de la libertad de Freedom House. Los días de Año Nuevo son propicios para hacer una reflexión sobre el pasado y el futuro de la libertad, y este indicador nos permite hacerlo sobre una base académicamente seria. El informe de 2023 evaluó a 195 países y 15 territorios durante el 2022. Elabora 25 indicadores con base en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Distribuyen a los países estudiados en tres categorías: libre, parcialmente libre, o no libre. El informe no considera las diferencias étnicas, religiosas ni el nivel de desarrollo del país, ni el desempeño del gobierno de turno, pues el énfasis descansa sobre las libertades políticas y civiles de los ciudadanos.
Es notoria la mejoría en libertad comparado con 1973, cuando únicamente 44 de 148 países eran considerados libres. Actualmente, 84 de los 195 países incluidos en el informe ostentan esa categoría. El lanzamiento del índice coincidió con el fin de varias dictaduras militares, en España y Grecia, por ejemplo, y pocos años más tarde, en varios países latinoamericanos. La caída del Muro de Berlín en 1989 marcó cambios a favor de la libertad en Europa central.
Alrededor del mundo despertó la esperanza de que se produjera una ola liberalizadora en los países del ex bloque soviético luego de los sucesos de 1989, y en los países árabes después de la llamada primavera democrática. En cambio, llegaron al poder autócratas que han moldeado gobiernos rentistas. En Oriente Medio y el norte de África, muchas de las reformas constitucionales y sistémicas fueron esencialmente cosméticas. Algunos países, como Libia y Siria, cayeron en guerras civiles altamente destructivas.
Atestiguamos varios dramas políticos en el mundo y Guatemala en el 2023. Los editores de Freedom House admiten que desde 2006 los países políticamente libres son presionados por tendencias autoritarias. Perú es un país que pasó de ser catalogado como un país libre, a ser parcialmente libre, mientras las condiciones en Nicaragua, Sudán del Sur y Libia empeoraron drásticamente en 2022. Ningún país empeoró tanto como Burkina Faso, donde el control del poder es disputado por insurgentes islámicos y un gobierno militar que le dio golpe a otros militares que le dieron golpe a Roch Marc Kaboré, electo en 2015 y reelecto en 2020.
Muchos sistemas democráticos se han debilitado en años recientes: solamente 34 países consiguieron una mejora en su punteo en 2022, comparado con los 83 países que mejoraron sus instituciones democráticas en el 2005. Sin embargo, es posible afianzar las instituciones que garantizan las libertades civiles y políticas, pues 40 países han sido libres durante todos los años que se ha publicado el índice, y solamente 12 países siempre han sido represivos.
Además de generar conflictividad política y golpes de estado, algunos políticos electos se aferran al poder. Un buen ejemplo es la actuación del profesor retirado, jurista y político Kais Saied, actual presidente de Tunisia. Ganó la elección presidencial en 2019 pues prometió en campaña combatir la corrupción y reformar el sistema democrático. Dos años más tarde, despidió al parlamento y al primer ministro, mandó a arrestar a varios opositores políticos y cerró el organismo judicial. Gobernó por decreto hasta el momento en que logró, en 2022, la aprobación de unas reformas constitucionales que amplían sus poderes.
Fortalecer las garantías a la libertad civil y política es una prioridad para el 2024, no solamente para beneficio de los ciudadanos y su bienestar económico, sino también para reparar el desprestigio en que han caído los operadores políticos alrededor del mundo.