Hacia una visión holística del bienestar: Orientada hacia los demás, hacia el futuro y hacia la acción

por | Blog Fe y Libertad

Nov 24, 2023

Las opiniones expresadas en este espacio no necesariamente reflejan la postura del Instituto Fe y Libertad y son responsabilidad expresa del autor.
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Publicado originalmente el 29 de septiembre de 2022 en Profectus.

Traducción por Carmen Camey para el Instituto Fe y Libertad

Hablar de bienestar es tendencia en nuestra sociedad. Los estadounidenses gastan miles de millones de dólares al año en productos, servicios y experiencias relacionadas con el bienestar. El Global Wellness Institute estima que el valor de la economía global del bienestar se acerca a los 5 billones de dólares y se espera que este número siga creciendo. El crecimiento mundial de esta industria es el resultado del progreso y florecimiento humano. Más spas, gimnasios, smoothies verdes, clases de yoga, retiros de meditación, aplicaciones de meditación, libros de autoayuda y programas de bienestar laboral significan una cosa: menos personas luchando por satisfacer sus necesidades básicas de supervivencia.

Sin embargo, la forma en que actualmente nuestra sociedad entiende y busca maximizar el bienestar puede convertirse en una barrera para el progreso y florecimiento humano. Las personas tienden a ver el bienestar como algo más centrado en el interior que en el exterior, más relacionado con los sentimientos que con la acción, y más enfocado en el presente que en el futuro. Tener bienestar para nuestra sociedad es sentirse bien con la propia vida en este momento.

Mi propuesta es que el bienestar no puede capturarse por completo en esa premisa: por la forma en la que uno se siente acerca de su propia vida en un momento de tiempo específico. Y que no es tan simple como la actual presencia de estados psicológicos placenteros y la ausencia de estados desagradables. Una concepción más completa del bienestar incluiría una comprensión más amplia del potencial humano, incluyendo las acciones que las personas realizan para impactar positivamente el mundo fuera de sí mismas, incluso si esas acciones causan cierta incomodidad personal. Una concepción más holística del bienestar también incluiría esforzarse por metas orientadas hacia el futuro que a menudo implica soportar estados psicológicos y físicos negativos en el presente.

La visión popular del bienestar

El Diccionario de Cambridge define el bienestar como «el estado de ser feliz y saludable». La Asociación Psicológica Estadounidense define el bienestar como «un estado de felicidad y satisfacción, con niveles bajos de angustia, buena salud física y mental y perspectiva, o buena calidad de vida en general». Estas dos definiciones indican que el bienestar implica tanto la salud mental como física. Algunos académicos, agencias gubernamentales y organizaciones sin fines de lucro incluyen en el concepto de bienestar la salud social y económica.

Estas concepciones del bienestar están centradas fundamentalmente en uno mismo. Se refieren al grado de satisfacción con que las personas sienten que están cumpliendo sus diversas necesidades personales. ¿Son felices, están en buena condición física, satisfechos con su vida social y capaces de cumplir con sus obligaciones financieras? Incluso la idea de bienestar social, que en un principio parecería ser una ampliación del bienestar más allá del yo, se centra también en el propio yo pues se refiere a qué satisfechos están los individuos con su propio nivel de pertenencia, en lugar de a lo que están haciendo para ayudar a otros a sentirse conectados socialmente o valorados.

Además, estas concepciones del bienestar están muy enfocadas al presente. Se preocupan por cómo las personas se sienten ahora, pero no consideran los estados emocionales actuales en el contexto de aspiraciones o planes a largo plazo. Además, el bienestar a menudo se percibe como más relacionado con los sentimientos que con los comportamientos. Se basa más en la introspección que en la acción.

Por ejemplo, dos individuos pueden sentirse igualmente tristes y solos en este momento, lo que indica que ambos están experimentando deficiencias en su bienestar emocional y social. Sin embargo, ¿qué ocurre si uno de ellos está tomando medidas activas para mejorar su vida y ayudar a los demás? Decidió comenzar a asistir al gimnasio, empezó a hacer voluntariado en un banco de alimentos y buscó una iglesia a la que unirse. Y, ¿qué pasa si el otro individuo no tiene planes de tomar tales acciones? Decidió que así es como es la vida y lo mejor que puede hacer es aceptar esta realidad o buscar experiencias hedonistas que le brinden placer temporal o reduzcan el dolor.

Uno de esos individuos está mirando hacia lo externo, hacia el futuro y planeando acciones que mejorarán su situación y la vida de los demás. Los frutos de sus esfuerzos tomarán tiempo, incluso pueden causar temporalmente una mayor incomodidad. Por ejemplo, comenzar un programa de ejercicio cuando no se está en buena forma física es desagradable y pueden pasar semanas o meses hasta que se vean progresos en los objetivos de condición física. Buscar un lugar para hacer voluntariado o una iglesia a la que unirse puede generar ansiedad. De hecho, no es fácil exponerse, especialmente para alguien que se siente emocional y socialmente vulnerable. Uno de los principales desafíos para combatir la soledad es que las personas solitarias tienen una sensibilidad aumentada al rechazo social porque quieren evitar sufrimiento adicional. Sin embargo, retirarse aún más de la vida social para evitar riesgos sociales prolonga la soledad. Superar la soledad requiere disposición para experimentar dolor social en el proceso de formar nuevas relaciones o reparar las antiguas.

En este ejemplo de los dos individuos angustiados es posible ver cómo la visión popular del bienestar no es solo insuficiente, sino que puede ser engañosa. Al preguntarles, probablemente estos dos individuos responderían de manera parecida a cuestiones sobre su estado mental actual. Ambos se sienten tristes y solos. Sin embargo, uno de ellos actúa con estrategia y está planificando formas de mejorar su situación con algunos planes que incluyen actividades que beneficiarán a otros. Además, está asumiendo riesgos emocionales y sociales. El otro individuo se rinde a su desesperación y busca únicamente una escapatoria hedonista. Evita los riesgos emocionales y sociales eliminando así sus posibilidades de construir una vida mejor y de contribuir de forma positiva en la vida de otros. 

De la misma manera, depender únicamente de concepciones populares del bienestar indicaría que un individuo que actualmente se siente feliz pero que no planifica para el futuro y no toma parte en comportamientos que ayuden a construir comunidades más fuertes y exitosas tiene un bienestar mayor al del individuo que actualmente está bajo un gran nivel de estrés pero que está buscando una meta retadora a largo plazo y que además toma parte en acciones que mejorarán a la comunidad a crecer. 

Algunos podrían argumentar que la concepción popular de bienestar es suficiente, aunque puedan apreciar la importancia de una visión más enfocada en lo externo, en el futuro y en la acción. Pero, ¿por qué es necesario que cambiemos nuestra comprensión del bienestar para reconocer y promover este tipo de actividades?

Por qué necesitamos una visión del bienestar más enfocada en lo externo, en el futuro y en la acción

Creo que necesitamos esta conceptualización del bienestar porque sería una visión que comprendería mejor el potencial humano y su modo de funcionar de forma óptima. Nos puede ayudar a comprender y promover los ingredientes clave para el progreso y el florecimiento humano a través de dimensiones que intuitivamente reconocemos como importantes y que, sin embargo, omitimos en nuestra comprensión actual del bienestar. ¿No debería nuestra visión del bienestar reflejar lo que hace que los individuos, las familias, las comunidades y las sociedades prosperen?

Por supuesto que el bienestar debe estar siempre parcialmente enfocado en el propio yo. En cierta medida es real que debemos cuidarnos a nosotros mismos antes de que podamos ayudar a otros. Una persona que está sufriendo molestias físicas o mentales severas no está en la mejor posición de mejorar el mundo que le rodea. La visión popular del bienestar es altamente individualista a pesar del hecho de que los humanos somos socialmente interdependientes. Sin mencionar que muchas veces la mejor manera de disminuir el propio sufrimiento es enfocarse en servir a otros. Por ejemplo, el voluntariado disminuye la depresión y tiene muchos otros beneficios en la salud física y mental. 

De forma crítica, una visión más holística del bienestar nos motivaría a ver la acción humana con nueva luz. Muchas de las acciones que ayudan a los individuos a utilizar sus talentos de la mejor manera y a conseguir maximizar su potencial no se discuten al momento de plantear el bienestar. Como un ejemplo es posible considerar el emprendimiento. Los emprendedores juegan un rol vital en promover el progreso y el florecimiento humano. Crean negocios que proporcionan empleo y empleos que permiten a las personas contribuir de forma significativa a sus familias y comunidades. Los negocios además proveen de espacios para gran parte de nuestra vida social. Los restaurantes, cafeterías, bares, gimnasios, espacios para eventos, centros comerciales, tiendas artesanales y muchos otros lugares de negocio son los espacios en los que gran parte de la vida de la comunidad ocurre. Incluso muchos de los espacios que no son estrictamente negocios en los que nos reunimos, como las iglesias, museos y parques, dependen en gran medida de donaciones filantrópicas que son más abundantes cuando una comunidad prospera. Y, por supuesto, las empresas juegan un papel importante en promover las innovaciones que mejoran nuestras vidas. 

Los emprendedores quieren ganar dinero. Una empresa no va a poder sobrevivir mucho tiempo si no es rentable y, los emprendedores, como el resto de nosotros, tienen cuentas que pagar y quieren obtener el éxito financiero. Pero ganar dinero no es el único, y a menudo ni siquiera es el más importante, motivo para emprender. Los emprendedores ven una necesidad insatisfecha en sus comunidades o en la sociedad. Muchos de ellos se sienten llamados a usar sus ideas y talentos en formas que solamente pueden realizarse a través de un negocio propio. Algunos emprendedores están motivados por una inhabilidad para encontrar un trabajo que pague lo suficiente para que puedan mantener a sus familias. Comenzar un pequeño negocio, usualmente a manera de hobbie, es el camino hacia la movilidad ascendente. Otros usan sus emprendimientos como una forma de tener más control sobre sus horarios para poder pasar más tiempo con sus familias. 

Las actividades de los emprendedores no se mencionan en las discusiones sobre el bienestar. Y sin embargo, usualmente son el tipo de actividades externas, a futuro y orientadas a la acción que demuestra la determinación, inspiración, creatividad, resiliencia y pasión de las personas para impactar positivamente en el mundo. Ser emprendedor a menudo provoca estrés e incertidumbre. El éxito no está garantizado y normalmente requiere de mucho sacrificio personal. Utilizando la concepción popular de bienestar que enfatiza los estados internos emocionales presentes, muchos de los emprendedores que están en medio de un viaje que en último término mejorará sus propias vidas y las vidas de otros se caracterizarían por no tener bienestar. 

Una visión del bienestar más enfocada en lo exterior, en el futuro y en la acción incluiría un rango de actividades, tales como el emprendimiento, que reflejaran los esfuerzos de las personas por salir al mundo y servir, crear, construir o innovar. Tanto el artista que se esfuerza por traer belleza al mundo, el científico que busca la cura de una enfermedad que causa grandes sufrimientos, el maestro que trabaja por inspirar a los jóvenes a aprender, el soldado que sirve por deber a su nación, el padre que prioriza a sus hijos por encima de sus hobbies personales, así como el filántropo que se involucra para tratar de resolver los grandes retos de nuestro tiempo están realizando actividades que enriquecen sus vidas y mejoran el mundo. 

A pesar de que la visión popular del bienestar tiende a ser estrecha y centrada en el propio yo, hay académicos que han tratado de ampliar nuestra comprensión del bienestar. Por ejemplo, la psicóloga Carol Ryff ha realizado contribuciones importantes al campo académico al ofrecer una conceptualización y medición multidimensional del bienestar. Específicamente, Ryff argumenta que el bienestar comprende las siguientes 6 dimensiones: autoaceptación, relaciones positivas con otros, autonomía, dominio del ambiente, propósito en la vida y crecimiento personal. El trabajo de Ryff dirige la discusión hacia la dirección correcta. A pesar de que muchos de los elementos en su cuestionario son consistentes con la visión popular del bienestar, algunos de los elementos son más enfocados a lo externo, al futuro y a la acción. Por ejemplo, la dimensión de las relaciones positivas incluye afirmaciones como «Disfruto conversaciones personales y multas con miembros de mi familia o amigos», la cual se enfoca en el propio yo (yo disfruto), pero también incluye otras afirmaciones como «Otras personas me describirían como alguien que se da y está dispuesta a compartir su tiempo con otros», que se enfoca más en características de comportamiento orientadas al servicio a los demás. Otras afirmaciones como «Tengo la sensación de que me he desarrollado como persona a través del tiempo» (crecimiento personal), «En general siento que estoy a cargo de la situación en la que vivo» (dominio del ambiente) y «Disfruto haciendo planes para el futuro y trabajando por convertirlos en realidades» (propósito en la vida), promueven un enfoque más holístico del estudio del bienestar, aún si muchas de las afirmaciones enfatizan los sentimientos por encima de las acciones. Este tipo de investigación académica es importante y necesitamos más de ella, pero sobre todo necesitamos avanzar en la conversación cultural general sobre el bienestar. 

De manera comprensible, la mayoría de personas no están interesadas en estos debates académicos sobre marcos teoréticos multidimensionales y sobre la mejor forma de cuantificar y examinar empíricamente las potenciales dimensiones del bienestar. Pero no necesitamos pensar en el bienestar con términos académicos complejos para poder promover una visión más holística de este. En mi opinión, lo más importante es convencer a las personas de que deberían empezar a pensar en el bienestar más como hacer el bien que sentirse bien. Además de preguntarles a las personas cómo se sienten con sus vidas deberíamos preguntarles qué están haciendo con sus vidas. 

Acción y agencia

Dirigirse hacia esta nueva conceptualización del bienestar colocaría la capacidad de agencia humana en el centro de cómo pensamos acerca de la buena vida. De manera crítica, esto enfatizará la naturaleza social de la agencia humana. La agencia humana busca tomar posesión de la propia vida. De esta manera, se centra en la propia vida. Tener agencia significa reconocer la propia capacidad para la autodeterminación. Esto necesariamente involucra altos niveles de autorreflexión y autorregulación. Para actuar con agencia es necesario pensar acerca de la persona en la que uno quiere convertirse, y tomar responsabilidad de lo que sea necesario hacer para hacer realidad ese autoconcepto. La automejora requiere autoevaluación. Pero lo que realmente coloca a una persona en posición de impactar a otros es cuando se mentaliza de que es un agente. La agencia comienza con una cognición autorreflexiva, pero posteriormente impulsa a las personas a salir de sí mismos y a lanzarse al mundo. Cuando los individuos no poseen sentido de agencia son más pasivos pues conciben sus vidas como determinadas por variables fuera de su control. Quizás quieran hacer del mundo un lugar mejor para ellos y para otros, pero no creen en que ellos puedan hacer una diferencia. Cuando los individuos tienen un sentido de agencia son más activos porque creen que pueden hacer una diferencia en su propia vida y en las vidas de otros. 

Mis ideas actuales acerca del bienestar se han formado en gran medida por mi trabajo en psicología existencial. Por dos décadas he investigado sobre la necesidad humana de sentido en la vida. Cuando comencé este trabajo veía el significado como un esfuerzo principalmente contemplativo y filosófico. Después de todo, los humanos somos capaces de plantearnos preguntas existenciales sobre el sentido de nuestras capacidades intelectuales avanzadas. No fue hasta algunos años después de investigar y estudiar material académico que comprendí que el significado se encuentra más en la acción social y agencia humana que en la introspección sobre la naturaleza humana. Cuando se pregunta a las personas qué le da significado a sus vidas, la respuesta más frecuente es la familia y las relaciones cercanas. Además, los individuos suelen sentirse más llenos de sentido cuando están comprometidos en actividades que los hacen sentir que están contribuyendo a las vidas de aquellos a quienes aman. Por ejemplo, los padres reportan mayores niveles de sentido cuando están cuidado de sus hijos que cuando están comprometidos en actividades que no tienen que ver con la crianza. Y cuando las personas se enfocan en vivir una vida con sentido son más propensos a involucrarse en comportamientos de mejora social, tales como voluntariado y caridad. Basado en estos descubrimientos similares, he argumentado que el campo de la psicología existencial debe enfocarse más en la naturaleza externa y agencial del significado y en el papel vital que juega en el florecimiento humano. 

De la misma manera, creo que necesitamos una visión más holística del bienestar. Irónicamente, conseguir este cambio conceptual también podría ayudar a mejorar el bienestar tal y como se define popularmente. Cuando las personas actúan con agencia, cuando se enfocan más en hacer que en sentirse bien, pueden soportar incertidumbre, dudas, estrés e incluso dolor el día de hoy, pero tienen muchas más posibilidades de alcanzar el desarrollo personal a largo plazo. Además, tienen más posibilidades de alcanzar las aspiraciones y de comprometerse en las actividades que llevan al desarrollo y florecimiento social general. 

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