Privan los intereses particulares
Sí logran mayorías
En un abrir y cerrar de ojos, nuestros representantes ante el Congreso aprobaron seis leyes. Un decreto crea el impuesto «a la confianza tributaria», y regula al sector productivo primario y agropecuario, otro arbitra la competencia, y otro refiere a la Policía Nacional Civil (PNC). Además, reformaron la ley de tránsito y la ley contra la delincuencia organizada. Tras una sesión de 17 horas, dieron el visto bueno a un presupuesto gubernamental que supera los Q148 mil millones y que incluye un controversial aumento salarial para los diputados.
Muchos votantes, y especialmente los más jóvenes que confiaron en las dulces promesas del partido Semilla, se terminaron de desencantar con el proceder de sus legisladores. Sienten la náusea que suele venir después de una racha de embriaguez. Nos han curado de dos ilusiones comunes durante la campaña electoral y los primeros meses de la llamada segunda primavera. En conversación tras conversación, nos prometieron ser políticos diferentes, pulcros y desinteresados, comprometidos a obrar de forma distinta a los políticos tradicionales, tachados de conformar un pacto de corruptos. A quienes temíamos por las tendencias socialistas del Movimiento Semilla, nos instaban a despreocuparnos, pues el congreso se integraría de forma fragmentada. Ni la bancada oficial, ni otros grupos partidistas, predecían, lograrían forjar coaliciones mayoritarias para aprobar planes radicales.