¡A los amigos del Instituto Fe y Libertad y los fans del documental PovertyCure sí nos entusiasma!
¿Quién no se entristece al ver a un niño mendigo pidiendo limosna en el semáforo, o al ver pequeños desnutridos, o comunidades enteras destruidas por inundaciones y deslaves? ¿Podemos acabar con la pobreza, como los médicos acabaron con la viruela? ¿Qué podemos hacer nosotros, en lo individual o en grupo, para avanzar hacia esta loable meta?
¡Michael Matheson Miller ha pensado largo y duro sobre este problema! Michael no es un rey mago, ni un alienígena venido del futuro: es un productor de películas y documentales que viajó alrededor del mundo y conversó con personas de todo tipo para encontrar soluciones a la pobreza que procuren mejores resultados de los que se han cosechado hasta ahora. Condensó horas de entrevistas grabadas y armó una historia amena y ordenada: un documental de seis partes, PovertyCure, que a su vez dio paso a un largometraje de una hora (Poverty Inc.). Y, ahora, Michael está por publicar un libro, Poverty Trap: How the Poverty Industry Excludes the Poor from Justice and Prosperity.
«Hemos sido condescendientes y torpes al relacionarnos con los pobres», concluye Miller. Las personas indigentes no son objetos, sino sujetos y protagonistas de su propio desarrollo. No los beneficiamos si los bañamos de lástima, caridad, donativos y rimbombantes planes de ingeniería social. «Solo eso, solo el hecho de ver a alguien con ojos distintos, los llena», observó Michael. Él escuchó atentamente sus relatos, y les dio una voz en el documental.
En un nivel más macro, muchos se cuestionan: si los países ricos mandaran cientos de miles de millones de dólares (que en teoría, les sobran) a América Latina o África, ¿desaparecerían los pobres? Miller opina que la solución no está en tirarle dinero a los gobiernos o a las ONG en países en vías de desarrollo, porque es mucho más relevante abordar la ausencia de instituciones como la Justicia, el Estado de derecho, los derechos de propiedad y la inviolabilidad de los contratos. Dichas instituciones permitirían a muchas familias y comunidades crear prosperidad.
Se construyó una industria multimillonaria en torno a la pobreza basada en el errado paradigma de la cooperación internacional. En contraste, podríamos enfocarnos en el fortalecimiento de las instituciones locales o en la creación de riqueza. El mejor creador de riqueza es el mercado libre, pero hoy día, los obstáculos al crecimiento económico son múltiples: la economía informal, la corrupción, las guerras y la conflictividad social, la migración, los proteccionismos que impiden el comercio internacional y otros. Es preciso dejar de lado los pleitos partidistas y las ideologías de derecha e izquierda… Los hechos están a la vista, subraya Miller, y las prescripciones realistas, sensatas y efectivas pueden ser puestas en marcha si cambiamos nuestros paradigmas mentales.