¡Gracias, Benedicto XVI!

por | Blog Fe y Libertad

Ene 4, 2023

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 A juzgar por la oleada de textos y mensajes publicados en estos días, cada persona y familia tiene mucho que agradecer al pontífice emérito Benedicto XVI, quien falleció el 31 de diciembre de 2022. Se cerró el telón sobre el año, y sobre 95 años de una larga vida dedicada al servicio fiel. Murió en sábado, día que la Iglesia Católica recuerda especialmente a la Virgen María, y no cualquier sábado: murió en vísperas del 1 de enero, la Solemnidad de la Virgen, Madre de Dios. Confiamos que se encuentra libre de todo sufrimiento, ya en presencia de sus amores: Jesús, su madre, san José y la Trinidad. 

Este no pretende ser un artículo exhaustivo que detalla las contribuciones de quien nació, también en sábado, el 16 de abril de 1927, en Marktl, Alemania, y fue bautizado el mismo día con el nombre de Joseph Aloisius Ratzinger. Pretende únicamente elevar otra voz a este coro de agradecimientos, subrayando cinco discernimientos suyos que han enriquecido la labor del Instituto Fe y Libertad.

  1. Humildad: Incluso desde antes de servir con tenacidad, obediencia y modestia a san Juan Pablo II, Joseph Ratzinger fue un modelo constante de humildad. El 19 de abril de 2005, día en que fue elegido papa, se presentó ante el mundo como un «sencillo y humilde trabajador en la viña del Señor». A un grupo de jóvenes italianos congregados en Loreto, el lugar donde se encuentra la casa de Nazaret de la Virgen, el papa Benedicto XVI recordó que María afirmó de sí misma: Dios «ha puesto los ojos en la humildad de su esclava» (Lc 1, 48). La humildad de la casa santa, del santuario, de la virgen y de Dios hecho niño… todo choca con la cultura moderna, observó el papa. «Queridos jóvenes, me parece que en estas palabras de Dios sobre la humildad se encierra un mensaje importante y muy actual para vosotros, que queréis seguir a Cristo y formar parte de su Iglesia. El mensaje es este:  no sigáis el camino del orgullo, sino el de la humildad. Id contra corriente:  no escuchéis las voces interesadas y persuasivas que hoy, desde muchas partes, proponen modelos de vida marcados por la arrogancia y la violencia, por la prepotencia y el éxito a toda costa, por el aparecer y el tener, en detrimento del ser».1  

Al año siguiente, empleó una prédica del Ángelus para remarcar cómo Cristo se humilló «hasta morir crucificado» por amor a nosotros. «El verbo utilizado –ekenosen– significa literalmente que «se vació a sí mismo», y pone bien de relieve la humildad profunda y el amor infinito de Jesús, el Siervo humilde por excelencia», agregó Benedicto XVI. 2

2. Verdad: La frase distintiva que eligió Benedicto XVI fue «Cooperatores veritatis», es decir, cooperadores de la verdad. Su portavoz durante largos años, Federico Lombardi, afirma que Benedicto XVI estaba consciente de que su principal aporte era magisterial. Él debía presentar «Una fe siempre en diálogo con la razón, una fe razonable; una razón abierta a la fe». Como recuerda Lombardi, el papa jamás eludió difíciles debates pues deseaba arrojar luz sobre la verdad.3 Desde su época de catedrático universitario previó que la cultura relegaba la verdad y le restaba importancia en tanto se tornaba escéptica y relativista. Hoy, se ha generalizado una actitud extrema según la cual cada quien sostiene una “verdad” que solo por el hecho de ser esgrimida debe ser tenida por válida por los demás, al tiempo que ninguna verdad es objetiva ni debe ser sustanciada por la realidad. En su ensayo «Verdad y Libertad», de 1996, Ratzinger literalmente predice que llegaríamos al estado actual. 

En el pensamiento de Benedicto XVI, la verdad es la lupa a través de la cual se puede comprender la libertad, la fe y la caridad. Tenía claro que la verdad y la libertad no se enemistan: la realidad da sentido a la libertad con base en la referencia «a una verdad común de una humanidad única, presente en cada hombre», afirma el profesor. «La libertad para destruirse uno mismo o destruir a otro no es libertad, sino su parodia demónica… La libertad debe medirse por lo que soy, por lo que somos, o de lo contrario, se anula».4

Y en su encíclica Caritas in Veritate, afirma desde el párrafo introductorio: «Cada uno encuentra su propio bien asumiendo el proyecto que Dios tiene sobre él, para realizarlo plenamente: en efecto, encuentra en dicho proyecto su verdad y, aceptando esta verdad, se hace libre (cf. Jn 8,32). Por tanto, defender la verdad, proponerla con humildad y convicción y testimoniarla en la vida son formas exigentes e insustituibles de caridad».5

3. Libertad: En su juventud, Ratzinger fue testigo de los efectos de la dictadura hitleriana y del totalitarismo de corte marxista. Comprendió que el antídoto a estos sistemas aberrantes no era un estado anárquico en el que cada individuo hace lo que le place, sin responsabilidad por el bien propio y el de quienes lo rodean. Benedicto nos enseñó que la libertad, anclada en la verdad, trasciende el ámbito político y económico. En el ensayo de 1996 citado arriba, Ratzinger afirma que conviene que nos preguntemos «¿qué es la libertad?» tan intensamente como nos cuestionamos qué es la verdad. El libertinaje esclaviza, no libera. No somos más libres si vivimos de espaldas a Dios. La libertad divorciada de la verdad tampoco satisface. La libertad no es algo que se nos da desde fuera de nosotros mismos: somos creados libres por Dios. Es un don, una cualidad de nuestra naturaleza humana, y nos orienta al bien. «La liberación no se encuentra en la gradual abolición de los derechos y de las normas, sino en la purificación de nosotros mismos y de las normas, para que ellas hagan posible una coexistencia humana de libertades», escribió Ratzinger.  

«La libertad, junto con la consciencia y el amor, comprenden la esencia del ser», sostenía el papa Benedicto XVI, según explica Alejandro Chafuen. Cada persona es única e irrepetible, y también es más que un individuo aislado y más que un súbdito del Estado. Cada persona es eso, «persona», un ser creativo, «infinitamente relacionado» con las demás personas y con su Creador.6 O, en palabras de James V. Schall, S.J., «Para ser nosotros mismos, debemos permitirnos ser más que nosotros mismos». Empleamos nuestra libertad para aceptar la llamada de Dios a seguirle, para hacer Su voluntad, para hacer el bien. Al hombre moderno le parece que no puede simultáneamente ser libre y ser obediente a la verdad y al mandato divino, pero Ratzinger señala que cuando nos dejamos guiar por el Espíritu Santo, cuando seguimos la ley de Cristo, experimentamos la auténtica libertad.  

Notamos que «cuando nos servimos unos a otros se crea el espacio común de la libertad».7 Ramage ilustra esta comprensión de la libertad con un ejemplo: es más libre el basquetbolista que sigue las reglas, y entrena con constancia y disciplina, que su compañero que sale de fiesta todas las noches. Su entreno esforzado le permitirá encestar la pelota con más facilidad (le hará más libre) durante un reñido juego. El primer jugador será más feliz por el hecho de preparar su cuerpo, mediante las prácticas, para las exigencias del juego.8

4. Razón: En su testamento espiritual, el cual redactó en 2006 y fue hecho público el día de su fallecimiento, el papa Benedicto XVI explica que conforme acumulaba más estudios y conocimientos, incluyendo conocimientos empíricos, se intensificó su «fe razonable». Su discurso en Ratisbona, del mismo año, causó controversia porque osó elevar preguntas sobre la verdad del cristianismo y del islam. Pero el argumento medular de este ensayo es que Dios es razonable y que los seres humanos debemos emplear la recta razón para iluminar nuestra fe. Cita al emperador bizantino Manuel II Paleólogo, quien desde 1391 argumentó que «no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios». La fe se transmite razonando correctamente en diálogo con el otro, sin amenazas ni violencia.9 

La fe cristiana y el razonamiento filosófico no son exactamente lo mismo, pero se conjugan con armonía. De hecho, al hacer a un lado la fe razonable, o al descontar la fe como un impulso irracional, el mundo moderno se aferró a una comprensión incompleta de la razón, afirma Samuel Gregg en su reciente artículo «El papa de la razón».10 Occidente cercenó «sus propias raíces históricas» y se privó de la fuente de dónde emana su fuerza regenerativa; dejó a la razón sin brújula.11  

Y luego, en su alocución en Westminster Hall en 2010, el pontífice apostilló: «Por esto sugiero que el mundo de la razón y el mundo de la fe —el mundo de la racionalidad secular y el mundo de las creencias religiosas— se necesitan y no deberían temer entrar en un profundo y prolongado diálogo, para el bien de nuestra civilización».12

5. Amor: El supuesto bulldog, severo y estricto, de la Iglesia, nos legó dos encíclicas sobre el amor: Deus caritas est (2005) y Caritas in veritate (2009). Dios modela para las personas el amor más perfecto; nosotros podemos amar libremente a Dios y a los demás al contemplar el amor divino. En su homilía con ocasión del inicio de su ministerio petrino, exclamó que «Cada uno de nosotros es el fruto de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido, cada uno es amado, cada uno es necesario».13 No hay nada más consolador que experimentar ese amor incondicional de Dios y caminar por este mundo pasajero con un sentido de propósito sobrenatural.  

Dos años más tarde, invitó a los jóvenes reunidos en la Jornada Mundial de la Juventud, a que tuvieran el atrevimiento de amar: «a no desear más que un amor fuerte y hermoso, capaz de hacer de toda vuestra vida una gozosa realización del don de vosotros mismos a Dios y a los hermanos, imitando a Aquél que, por medio del amor, ha vencido para siempre el odio y la muerte (cf. Ap 5,13). El amor es la única fuerza capaz de cambiar el corazón del hombre y de la humanidad entera, haciendo fructíferas las relaciones entre hombres y mujeres, entre ricos y pobres, entre culturas y civilizaciones».14

Este amor al que nos invita Benedicto XVI es razonable, es libre, se centra en la verdad, y es humilde. Damos mil veces gracias por su mente privilegiada, la cual brindó a todas las personas de buena voluntad una guía certera en el río revuelto y decadente del mundo intelectual de Occidente en el siglo XX. Nos queda la tarea de seguir visitando y leyendo sus escritos para atisbar ese tesoro que heredamos de su pluma.

  1.  S.S. Benedicto XVI, Homilía, Concelebración Eucarística, Explanada de Montorso, Visita pastoral a Loreto con ocasión del Ágora de los jóvenes italianos
    (1-2 de septiembre de 2007), domingo 2 de septiembre, 2007, recuperado de https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/homilies/2007/documents/hf_ben-xvi_hom_20070902_loreto.html
  2. S.S. Benedicto XVI, Ángelus, Palacio Apostólico de Castelgandolfo, domingo 28 de septiembre, 2008, recuperado de https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/angelus/2008/documents/hf_ben-xvi_ang_20080928.html
  3. Lombardi, Federico, «Benedicto, una vida gastada en encontrar el rostro de Jesús», Vatican News, 31 de diciembre, 2022, recuperado de https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2022-12/padre-federico-lombiardi-muerte-benedicto-xvi-31-diciembre-22.html
  4.  Cardenal Joseph Ratzinger, «Truth and Freedom», reimpreso por EWTN del volumen de primavera 1996 de «Communio: International Catholic Review». Recuperado de https://www.ewtn.com/catholicism/library/truth-and-freedom-10200
  5. S.S. Benedicto XVI, Carta Encíclica Caritas in Veritate, 29 de junio del 2009, recuperado de https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20090629_caritas-in-veritate.html
  6. Alejandro Chafuen, «Benedict XVI and Freedom», Acton Commentary, Acton Institute, 20 de abril, 2005, recuperado de https://www.acton.org/node/3623
  7. James V. Schall, S.J., «Benedict XVI on Freedom», The Catholic Thing, 6 de agosto, 2021, recuperado de https://www.thecatholicthing.org/2021/08/06/benedict-xvi-on-freedom/
  8. Matthew J. Ramage, «Benedict XVI on Freedom in Obedience to the Truth: A Key for the New Evangelization», Homiletic & Pastoral Review Magazine, 12 de mayo, 2014, recuperado de https://www.hprweb.com/2014/05/benedict-xvi-on-freedom-in-obedience-to-the-truth-a-key-for-the-new-evangelization/
  9. Benedicto XVI, «Fe, razón y universidad. Recuerdos y reflexiones. Discurso del Santo Padre en la Universidad de Ratisbona», Encuentro con el Mundo de la Cultura, 12 de septiembre, 2006, recuperado de https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2006/september/documents/hf_ben-xvi_spe_20060912_university-regensburg.html#_ftn4
  10. Samuel Gregg, «Reason’s Pope», The Dispatch, 1 de enero de 2023, recuperado de https://thedispatch.com/article/reasons-pope/. Traducido al español para el sitio blog de IFYL.
  11. Benedicto XVI, Faith and Reason according to Benedict XVI, Six Key Texts, libro electrónico publicado por Librería Editrice Vaticana, 2011, y tomado del sitio www.opusdei.org.
  12. Op. Cit.
  13. Benedicto XVI, «Homilía de su Santidad Benedicto XVI», Santa Misa Imposición del palio y entrega del anillo de pescador en el solemne inicio del ministerio petrino del obispo de Roma, recuperado de https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/homilies/2005/documents/hf_ben-xvi_hom_20050424_inizio-pontificato.html
  14. Benedicto XVI, «Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI a los jóvenes del mundo con ocasión de la XXII Jornada Mundial de la Juventud 2007», recuperado de https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/messages/youth/documents/hf_ben-xvi_mes_20070127_youth.html

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