Ética y corrupción en la política a la luz del pensamiento de Ángel Rodríguez Luño

Participar en la política en países como el nuestro es riesgoso. Nuestras abuelas nos advertían en contra de incursionar en la política como en un burdel: allí solo vas a aprender malas mañas y a mancillar tu reputación. La percepción de las abuelas estaba teñida por vivencias dolorosas: desde períodos de violencia e incertidumbre, hasta los frustrantes encuentros con burocracias engorrosas. Los descendientes de estas señoras, deseosos de influir en el derrotero de su patria por la vía del servicio público, se sienten acorralados. Abstenerse de participar en la política equivale a dejarla en manos de personajes cuestionables, quienes gradualmente degradan las instituciones políticas. Pero inmolarse vanamente tampoco es solución.

¿Hay respuesta? ¿Es rescatable la política? ¿Es posible reconciliarla con la ética?  ¿Basta con ser bueno? ¿Qué nos exige la política? ¿Virtud, sabiduría, responsabilidad? ¿Cómo podemos transitar de un sistema corrupto a uno más virtuoso?

El próximo 18 de agosto de 2025, el profesor y presbítero Ángel Rodríguez Luño abordará preguntas como éstas en la conferencia «¿Basta con ser buenos? Cómo una mala organización política corrompe incluso a las personas rectas». Esta exposición tendrá lugar en las oficinas del Instituto Fe y Libertad (IFYL) a las 15:00 horas.

Ángel Rodríguez Luño es un referente internacional para asuntos de ética política, sobre todo desde la publicación de su libro Introducción a la ética política (2021). Otros libros suyos son también muy recomendados, incluyendo Ética general (1991) y Teología de la existencia cristiana: curso breve de teología moral fundamental (2024). Rodríguez nació en Madrid en 1951 y reside en Roma. Es profesor emérito de Teología Moral Fundamental en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz. Además es consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe y miembro ordinario de la Pontificia Academia de la Vida.  

La ética política, explica Rodríguez Luño, refiere a las acciones que toma la sociedad política, la cuál se da a sí misma una forma de organización constitucional, jurídica, administrativa, económica, sanitaria y más. Él considera que la ética política, junto con la ética personal y la ética familiar, constituyen partes de la ética en general. Responden a su propia lógica, aunque deben ser coherentes una con la otra. En esa línea, Rodríguez se resiste a caer en la politización de la ética, y además disciente con Aristóteles respecto de la capacidad de la polis para inculcar en la persona virtudes cívicas a través de participación en la política. 

«De un pueblo de siervos no va a salir un gobernante de hombres libres», escribe Rodríguez Luño. Prosigue: «El buen gobernante ama la libertad, y por ello resiste a la tentación de los que le gritan: dame bienestar y te lo pago entregándote mi libertad y mis recursos». Un buen gobernante sabe que redistribuir riqueza y agradar a los miembros de los distintos grupos de interés implica cometer algunas injusticias y vulnerar la libertad de los ciudadanos. Vemos, pues, la relevancia que la verdad y la libertad personal tienen en el pensamiento de Rodríguez. Será interesante ahondar en las características que posee un sistema político bien diseñado en contraste con uno mal diseñado, y cómo los ciudadanos podemos ver protegida y garantizada nuestra libertad.

Los miembros del Instituto Fe y Libertad nos sentimos muy honrados de poder recibir al profesor Rodríguez Luño en Guatemala. Confiamos en que su intervención será de gran provecho para todos los ciudadanos deseosos de combatir la corrupción estatal y afianzar el respeto a la libertad en y a través de las instituciones republicanas.