El «triunfo» de Trump —a propósito lo he señalado entre comillas— ha sido el tema de tertulias variadas; los recientes artículos de prensa y programas de radio enriquecen el entendimiento sobre el particular. Dentro de ellos: la columna de Carroll Ríos de Rodríguez en Prensa Libre, «¿Por qué ganó Trump?»; el programa Sexto continente, de monseñor Ignacio Munilla, que transmite en España; la columna que a diario nos comparte Mario Antonio Sandoval; la columna de Jorge Mario García Lara, entre otras. Trump, a pesar de Kamala… a pesar de muchos de sus detractores, fue electo el 47.º presidente de los EE. UU.
¿En qué afecta, para bien o para mal, que la bancada republicana asuma de nuevo el poder en la todavía primera potencia mundial?
Pude constatar con claridad, las cinco razones que Carroll Ríos nos explica del triunfo de los republicanos —no solo toman el control de la Casa Blanca sino del Senado—; al concluir con detenimiento la lectura de dicho artículo, no tuve más que escribirle: «Me convenciste…». En conclusión, además de la organización promovida en la campaña, la «bateada como emergente de Kamala» ante un Joe Biden raquítico, con desaciertos en materias estructurales —económicas, de política exterior, entre otros—, pudieron ser, por mucho, las razones por las que los «americanos» —que incluyen a nuestros millones de excompatriotas, hoy ciudadanos de la tierra del Tío Sam—, se inclinaron por la propuesta republicana por vía del empresario Donald Trump. No sin contar ni dejar en el olvido el abstencionismo marcado en algunos Estados de la Unión Americana, mensaje claro para ambas propuestas: la perdedora demócrata, y la republicana que, sin duda, tendrá por lógica la respectiva y legítima oposición —en ello estriba la democracia—.
Preocuparon mucho las declaraciones que Kamala Harris hizo sobre temas sensibles y actuales: generación «woke» y su peligroso y perverso asentimiento al «aborto» como un «derecho» de las mujeres, entre otros cruciales temas que atentan contra la persona y dignidad humana. Trump, aunque al principio señaló su inclinación a ser «provida», en una de sus últimas compañas hizo un giro y relativizó el ya mencionado y sensible tema del «aborto». Esperamos que, conforme sus últimas declaraciones, esto cambie. La razón principal y elemental de toda sociedad estriba en el respeto a la vida y dignidad humanas, y ello debe ser una política implícita en cualquier Gobierno en el mundo, le pese a quien le pese.
El temor por la «línea dura» que se espera en el tema migratorio, como así lo mencionó Trump en campaña, sigue siendo preocupación de muchos —que nos incluyen—, por lo que puede deparar a tantos connacionales. Con la acostumbrada manipulación propia de un «político» que quiere ganar votos a como dé lugar, hizo aquellas sus declaraciones sobre migrantes que «comían animales», lo que espero no haya sido una motivación del «americano tradicional» o de «migrantes de antaño» que ya no quieren que el suelo que pisaron muchos años atrás, sea suplantado por la «nueva ola migratoria generada por sus propios familiares y compatriotas».
El tema migratorio es tema de capital importancia y que todos los países involucrados —nos cuenta a nosotros los chapines— deben tenerlo como prioridad. La migración ha sido parte de una constante en la historia de la humanidad —para muestra un botón, veamos nuestras raíces en los programas sobre genética que están a la luz del día—. Las políticas sobre este álgido tema deben basarse en forma integral, a saber: apoyo en las políticas económico-financieras a países en desarrollo para que sea in situ donde nuestros connacionales latinoamericanos encuentren las «fuentes de trabajo» dignas y necesarias para el desarrollo integral de la persona y la familia, pilares de toda sociedad (ojo: no ayudas «solidarias» sin costo; lo regalado «siempre tiene un precio y muy alto»).
Hago acopio a lo que señala Jorge Mario García Lara en su artículo de prensa —así lo intuyo—: debemos poner «barbas en remojo», aunque los efectos económicos de la entrada de Trump no se vislumbren a corto plazo.
¿Es un mal menor la llegada de Trump? Creo que los americanos, al igual que muchos connacionales y de otras latitudes, luego de ver cómo se plantea el panorama mundial con las fuerzas políticas de potencias como China, Rusia, Corea, etc. —en especial en el tema «armamentista»—, a mi juicio, se eligió a quien podrá generar, entre otros, un «alto» a lo que todos tememos, una «tercera guerra mundial» sin precedentes desastrosos —así lo ha vaticinado Su Santidad el papa Francisco—, por lo que a diario imploramos al Creador no se concrete.
Como respetuoso de los resultados electorales locales, y por ende de los resultados en otros países —tal el reciente caso de la Unión Americana que comentamos—, abrigo la esperanza de que en esta nueva etapa, se le conceda el beneficio de la «duda» al Gobierno a cargo de los republicanos, a quienes sus mismos compatriotas y el mundo entero demandaremos su debido cumplimiento, tomando como base los postulados y principios de su Constitución de 1787.