Nota del editor
Camilo Bello, director de Publicaciones del Instituto Fe y Libertad, participó en las Jornadas Ibéricas organizadas por la Escuela Ibérica el 1 y 2 de julio de 2024. Camilo participó en tres mesas redondas, entre ellas, una dedicada a los aportes académicos de América a la academia. A continuación presentamos un extracto de la presentación de Camilo en la mesa americana de las Jornadas Ibéricas.
Una civilización y escuela global: Una mirada americana
Estimados colegas, amigos y miembros de la Escuela Ibérica:
Es un honor para mí estar aquí hoy para hablar sobre un tema de gran relevancia y profundidad que he titulado: «Una civilización y escuela global: desde una mirada americana». En esta conferencia, exploraré la importancia de la Escuela Ibérica para Iberoamérica y cómo su legado continúa influyendo en nuestras sociedades contemporáneas. Además, me gustaría conectar estas ideas con la misión y visión del Instituto Fe y Libertad, una organización de la cual soy miembro desde hace cuatro años.
¿Por qué Iberoamérica necesita una Escuela Ibérica? En la cultura popular, prevalece una narrativa simplista según la cual los pueblos indígenas de América vivían en una idílica paz entre etnias, compartiendo bienes en un socialismo primitivo y en comunión con la naturaleza, hasta que vinieron los españoles conquistadores con sus armas, su pólvora, sus enfermedades, sus caballos y su hambre de oro y plata. De esa conquista, se dice, surge una sociedad que privilegia a las élites españolas y despoja de sus propiedades y de su libertad a los indígenas. Esta narrativa, sin embargo, omite mencionar que realmente se produjo un mestizaje y una inculturación (como mencionó esta mañana don José Carlos Martín de la Hoz). Los conquistadores cometieron abusos, pero también introdujeron a las poblaciones indígenas a múltiples conocimientos científicos, religiosos y sociales que fueron de gran utilidad para su bienestar. Los españoles, a su vez, aprendieron sobre las prácticas locales, comenzaron a consumir alimentos novedosos y apreciaron la producción artística de los indígenas.
Los primeros religiosos que vinieron a evangelizar las Américas vieron a los nativos como seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios, iguales que ellos, dotados de dignidad, razón y capacidad para comprender la Buena Nueva. Una mirada desapasionada al origen de esta nueva civilización iberoamericana es importante para construir un futuro basado en la verdad. Rescatar los aportes positivos de este encuentro entre culturas, revisar lo que los autores de la época discutían, y descubrir los conocimientos filosóficos, religiosos y económicos que poseían los autores asociados con la Escuela de Salamanca es crucial para desmontar las narrativas falsas y simplistas.
La Escuela Ibérica es un esfuerzo académico que redescubre los escritos de aquella época dorada española para nuevas generaciones, y descubre autores olvidados o desconocidos (como Domingo de Vico). Construye una red de organizaciones interesadas en hacer estas exploraciones de forma colaborativa.
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Por otro lado, la relación con la Escuela Ibérica y el pensamiento promovido por el Instituto Fe y Libertad resuena con los principios que inspiraron las revoluciones y declaraciones de independencia en América Latina. Los ideales de libertad, justicia y dignidad humana que subyacen en estos movimientos tienen sus raíces en el pensamiento filosófico y teológico de la Europa ibérica. Autores como Francisco de Vitoria y Domingo de Soto, asociados con la Escuela de Salamanca, desarrollaron ideas sobre los derechos humanos, la legitimidad del poder y la justicia social, que influyeron profundamente en las generaciones posteriores. En el contexto guatemalteco y regional, es esencial reconocer cómo estos principios han permeado nuestra historia y han contribuido a la formación de nuestras identidades nacionales. Grandes pensadores y líderes guatemaltecos se han inspirado en estas ideas para luchar por la independencia y la justicia en este país. Al resaltar estos vínculos históricos y filosóficos, podemos fomentar un sentido renovado de identidad y propósito en nuestras naciones.
Haciendo patria desde Guatemala
Como miembro del Instituto Fe y Libertad desde hace cuatro años, he sido testigo de primera mano del impacto positivo que esta organización ha tenido en Guatemala y en la región. El Instituto no solo ha fomentado un mayor entendimiento de los principios de la libertad económica y la dignidad humana, sino que también ha inspirado a muchos a tomar acción para mejorar sus comunidades y su país. El trabajo del Instituto se alinea con la misión de la Escuela Ibérica de redescubrir y valorar las contribuciones intelectuales y filosóficas de la época dorada española. Al investigar y difundir el pensamiento de la Escuela de Salamanca, Fe y Libertad no solo honra nuestra herencia cultural, sino que también proporciona una base sólida para enfrentar los desafíos actuales con sabiduría y perspectiva histórica.
En conclusión, es posible afirmar que el Instituto Fe y Libertad y la Escuela Ibérica comparten una visión común: la de una sociedad fundada en los principios de la libertad, la dignidad humana y la justicia. A través de la educación, la investigación y la promoción de estos valores, ambos esfuerzos buscan construir un futuro mejor para nuestras naciones. En un momento en que las narrativas simplistas y las divisiones culturales amenazan con distorsionar nuestra historia y debilitar nuestra cohesión social, es más importante que nunca rescatar y valorar nuestras raíces compartidas. En este contexto, la labor del Instituto Fe y Libertad se convierte en un faro de esperanza y un modelo a seguir para otras organizaciones en la región. Su compromiso con la verdad, la justicia y la libertad es un testimonio de lo que se puede lograr cuando nos unimos en la búsqueda de un ideal común. Al celebrar nuestras raíces y construir sobre ellas, podemos aspirar a una civilización verdaderamente global y justa. Muchas gracias.